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BUENAS COSTUMBRES

Es cierto que la forma en cómo nos cuidamos refleja el tiempo que le dedicamos a nuestro entorno. Y muchas veces, dejamos de tener actitudes responsables con respecto a la alimentación por no detenernos a pensar en las consecuencias que implican ciertos hábitos. Tanto es así, que los procedimientos para lavar las frutas y verduras crudas en ocasiones siguen evitándose, a pesar de jugar un rol fundamental en la salud.

Existen diferentes sustancias y microorganismos como bacterias, hongos, virus, parásitos, entre otros, e incluso también agua contaminada, que pueden instalarse en los alimentos durante la cosecha, poscosecha o en la distribución de los mismos, que inhabilitan su consumo.

En un estudio de The Department of Analytical Chemistry at the Connecticut Agricultural Experiment Station (CAES) se confirmó que: “en los últimos diez años, se han encontrado más residuos en los productos crudos que en los productos procesados. Esto condujo a la hipótesis de que ciertos tipos de preparación del hogar pueden servir para reducir los residuos”.

¿CÓMO LO LOGRAMOS?

En la vorágine del día a día hay momentos en los que detenerse en los detalles es muy importante para el cuidado de nuestra salud. En este sentido, la reducción del riesgo de enfermedades asociadas con los productos crudos se puede reducir simplemente lavando las frutas y verduras.

Variantes más conocidas para la reducción de residuos en los alimentos son:

1. Lavar frutas y verduras con abundante agua.
2. Dejar reposar los alimentos por algunos minutos en un recipiente con agua con Bicarbonato.
3. Algunas personas utilizan soluciones especiales a base de cloro.

Lo importante es lavar las frutas y verduras con abundante agua, y luego secarlas con unas servilletas. Otros consejos de limpieza son:

> Desechar las hojas exteriores de los alimentos como la lechuga y el repollo.
> Limpiar los alimentos con toallas húmedas de papel para reducir las bacterias.

Los alimentos que vayas a consumir y requieran pelarse o cortarse, deben ser consumidos de inmediato. Una vez cortados, empiezan a decolorarse, oxidarse y ponerse flácidos por la pérdida de agua. Si permitís estos cambios físicos en tus alimentos cortados, empezarán a crecer microorganismos de descomposición que pueden afectar tu salud.

No te olvides de tomar medidas de limpieza en tus alimentos, manipularlos y procesarlos con las manos y utensilios limpios, de esta forma garantizás tu seguridad alimentaria y la de tu hogar.