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En el vocabulario agronómico se denomina maleza a toda planta indeseada en nuestro cultivo. Así, dependiendo del cultivo, existirán diferentes malezas. Algunas de las más conocidas y frecuentemente mencionadas son, por ejemplo, la rama negra, los cardos, amaranthus, entre otras. Sin embargo, el maíz, puede llegar a ser una maleza, por ejemplo, cuando aparece maíz guacho en un cultivo de soja. Es decir, que se llama maleza, a aquella planta, presente en nuestro cultivo, que genera competencia y podría generar pérdidas de rendimiento del cultivo al cual tenemos el objetivo de cosechar. Para hacer frente a las malezas contamos con diferentes métodos. Uno de ellos es la utilización de herbicidas.

Los herbicidas poseen diferentes modos de acción y es importante conocer el del herbicida que hemos seleccionado, con la ayuda de nuestro Ingeniero Agrónomo, para poder aplicarlo de la manera más eficaz. Los herbicidas se dividen en 15 modos de acción que han sido identificados por el Comité de Acción de Resistencia a Herbicidas (HRAC). Este código de letras determina la forma en la cual, el herbicida, actúa dentro de la planta. Es decir, qué mecanismo interviene dentro de ella. En algunos casos regulan el crecimiento inhibiendo la división celular, en otros la fotosíntesis o respiración u otros mecanismos propios de las especies vegetales. Debido a que cada grupo de herbicidas actúa en un mecanismo específico dentro de la planta, es importante que dentro del ciclo de un cultivo se genere rotación de los modos de acción de los herbicidas que utilicemos, a fin de no generar resistencia. Si continuamente utilizamos un único modo de acción, corremos el riesgo de que la planta genere resistencia a ese herbicida. El modo de acción no implica que un producto posea diferente nombre o diferente principio activo. Es importante que estemos atentos, al momento de leer la etiqueta, al código HRAC que aparece en ella, el cual está identificado por una letra. Este código nos permitirá conocer el modo de acción del herbicida que estemos a punto de utilizar o comprar y ayudará a decidir si es el correcto, teniendo en cuenta los modos de acción que hayamos utilizado anteriormente, a fin de no repetirlo.

La etiqueta de un producto fitosanitario brinda información importante, por lo cual es necesario leerla siempre al momento de compra y al momento de utilizar el producto. Nos permitirá conocer no solo el modo de acción sino también la forma correcta de utilizarlo, y los recaudos que debemos tomar. Asimismo, también indica la forma en que actúa para ingresar a la planta. Los herbicidas también se clasifican siendo sistémicos o de contacto. Está clasificación nos permitirá conocer la forma adecuada de aplicarlo para que su uso sea eficaz. Para el caso de productos sistémicos es importante que al menos una gota llegue a la maleza, por lo cual se podrán utilizar gotas grandes que permitan generar una adecuada cobertura (20-30 gotas/cm2) pero que minimicen la deriva y la posibilidad de evaporación. En el caso de herbicidas de contacto, la cobertura deberá ser mayor ya que se necesitará la mayor cantidad de gotas posibles que lleguen al blanco, en estos casos se deberá buscar una cobertura de 30 a 40 gotas/cm2.

Otra clasificación importante, que se encuentra indicada en la etiqueta, es la que refiere al momento adecuado para utilizar el herbicida, de acuerdo al cultivo al cual lo aplicaremos. Los herbicidas también pueden clasificarse, de acuerdo a su uso, en herbicidas de presiembra, preemergencia o postemergencia.

Los herbicidas constituyen una herramienta eficaz para lograr el control de las malezas en nuestros cultivos. Conocer los productos, su modo de acción y el momento adecuado para utilizarlos es indispensable para realizar un uso seguro, minimizando los riesgos y las posibilidades de generar resistencia. Así permitimos que la tecnología sea sustentable a lo largo del tiempo.