La sustentabilidad, en revisión permanente

Ing. Sergio Rodríguez,
Presidente de CASAFE

Con la irrupción de las semillas transgénicas y de la siembra directa, a mediados de los 90, la producción de granos de la Argentina comenzó a avanzar en el camino de la sustentabilidad, proceso que se fue consolidando con el correr de las campañas. En ese recorrido, fueron fundamentales los aportes de la industria de semillas y de protección de cultivos, así como la profesionalización de las tareas tranqueras adentro. En ese sentido, la modernización de los procesos llevó a la optimización del gerenciamiento de la empresa agropecuaria.

Así, los pooles de siembra, una forma de trabajo surgida en momentos de bajos precios internacionales, en los que era imprescindible ajustar los costos para competir con agriculturas altamente subsidiadas como las de Europa y los Estados Unidos, fueron ganando escala.

La expansión de la producción bajo arrendamiento fue un paso más de esta nueva y pujante agricultura argentina.

Los “pooles”, ya convertidos en “empresas de siembra”, sostuvieron a su alrededor el desarrollo de todo un esquema de prestadores de siembra, cosecha y pulverización, entre otros dadores de servicios. El resultado: la conformación del actual clúster agrícola nacional, uno de los más profesionales y eficientes del mundo.
Naciones Unidas define la sustentabilidad como el desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la resolución de las necesidades de las futuras generaciones.

Para respetar este concepto, es necesario hacer revisiones constantes en los métodos de trabajo que permitan efectuar ajustes y correcciones.
Una problemática que genera gran preocupación en las últimas campañas es la aparición de malezas resistentes.

Surgidas por fallas en el manejo del paquete tecnológico, actualmente el camino más adecuado para combatirlas es, justamente, la corrección del manejo. El bajo nivel de rotaciones, entre otros factores, en la búsqueda de una mayor rentabilidad, favoreció su desarrollo.

Es por eso que la rotación de cultivos es el primer paso para atacar el problema, algo que no sólo trae beneficios agronómicos, sino también económicos ya que los especialistas concuerdan en que, por ejemplo, una soja sembrada después de un maíz rinde 16% más.

Desde la industria de protección de cultivos no sólo trabajamos para ofrecer mejores productos, cada vez más amigables con el medioambiente, sino que, a través de los distintos programas de Casafe, acompañamos a todos los eslabones de la producción y a las autoridades nacionales y provinciales.

En ese marco se inscriben las capacitaciones para operarios que realizan tareas de pulverización, que un año más estamos brindando junto al Gobierno de Córdoba. Algo central en esos encuentros, en los que participan unas 2800 personas al año, es la presencia de miembros de la comunidad, lo que nos permite aprender de sus planteos y contribuir a la tarea constante de asegurar la sustentabilidad de la producción agrícola.

Del mismo modo, nuestro programa Depósito Ok, además de asegurar las condiciones adecuadas de manejo y almacenamiento de productos fitosanitarios, nos pone más cerca de las comunidades donde desarrollamos nuestra actividad productiva.

En síntesis, la revisión constante de los sistemas de trabajo permite que la sustentabilidad no sea sólo un concepto, sino un hecho dinámico que contribuye a que la actividad exprese todo su potencial preservando los recursos para las generaciones futuras.


 
Malezas resistentes, algunos consejos para combatirlas

El manejo integrado, la alternancia de herbicidas y la rotación de cultivos contribuyen a reducir el impacto de la problemática. El monitoreo constante, clave para la sustentabilidad.

La soja transgénica y el paquete tecnológico de la siembra directa, introducidos en la Argentina a mediados de los 90, generaron un salto sin precedentes en la producción agrícola combinado con un paso significativo en materia de sustentabilidad. Sin embargo, en las últimas campañas, la presencia de malezas resistentes y tolerantes a los herbicidas es cada vez mayor.

“Este fenómeno obedece, entre otras cosas, a fallas en el manejo. Muchas veces las malezas van adquiriendo resistencia por la utilización de un solo herbicida o grupo de herbicidas; la mala aplicación por razones ambientales -como con rocío o previo a una lluvia- que provocan una baja absorción del principio activo; o el monocultivo”, explicó el Ing. Agr. Federico Elorza, Coordinador Técnico de Casafe.

Y agregó que “la buena noticia, es que la mejor forma de combatirlas es justamente a través del manejo”.

Como primera medida, es importante diferenciar las malezas tolerantes de las resistentes. Las primeras son aquellas que naturalmente tienen la capacidad de sobrevivir a condiciones normales de aplicación. “En este caso, no se encontrarán lotes con individuos muertos e individuos vivos, sino que todos lograrán sobrevivir a una aplicación a dosis normal”, detalló Elorza. Por su parte, las resistentes son las que logran sobrevivir y reproducirse pese a la aplicación de un herbicida que controla efectivamente todos los demás individuos de la misma población.

Hoy, la problemática creciente responde mayormente a un aumento de frecuencia y tamaño de las poblaciones de especies resistentes. Entre ellas, las principales son la rama negra, el sorgo de alepo, el raigrás anual, el capín; el yuyo colorado y el nabón.

Para combatirlas, siempre hay que tener en cuenta que lo esencial es atacarlas de entrada. En ese sentido, son fundamentales los monitoreos constantes para detectar cuáles son las especies “problema” y a partir de ahí conocer la fecha y duración del período de germinación para definir una estrategia de manejo.

En el caso de especies con germinación concentrada, el especialista recomienda “esperar que germine todo y luego aplicar los herbicidas”. En tanto, en las plantas con germinación prolongada “se deben aplicar productos residuales”, afirmó.

En el combate de las malezas resistentes es importante realizar un manejo integrado. Esta técnica implica la rotación de los principios activos de los herbicidas para minimizar la presión de selección; hacer barbechos tempranos; monitorear los lotes para seguir el estado de desarrollo de las malezas; utilizar activadores en las aplicaciones de herbicidas; considerar las malezas desde el comienzo; y evitar la diseminación de semillas de malezas con cosechadoras y demás maquinarias.

En cuanto a los herbicidas a utilizar para ampliar el modo de acción, entre los pre-emergentes pueden ser los inhibidores de PPO (ProtoPorfirinógeno Oxidasa) (sulfentrazone, flumioxazin); triazinas; y acetanilidas. En tanto, entre los post-emergentes los más usuales son el glufosinato de amonio (para maíces resistentes a este herbicida) y los herbicidas hormonales.

“Tenemos que concientizarnos que las malezas resistentes llegaron para quedarse. Por eso, para luchar contra ellas, no hay que olvidarse de una práctica agronómica básica pero fundamental: la rotación de los cultivos, algo que no sólo redundará en el manejo de esta problemática sino que es clave para la sustentabilidad ambiental y productiva”, subrayó Elorza.

 
 
La mejora continua no es un mito

Con casi treinta años en la distribución de productos fitosanitarios, apunta a ser líder en calidad de servicio. El caso de Agroquímicos del Sur, una empresa que ingresó al programa Depósito Ok para seguir mejorando.

 

“Hace 28 años que trabajamos para estar en la vanguardia. Siempre apuntamos a liderar la distribución, lo que nos exige modernizarnos constantemente”, afirmó Fernando Taborra, socio Gerente de Agroquímicos del Sur SRL, empresa distribuidora de productos fitosanitarios, semillas y fertilizantes de Cañada de Gómez, Santa Fe. Y agregó que ingresar al programa Depósito Ok significa “mejorar continuamente”.

Junto a su socio, Raúl Fernández, el empresario comanda la compañía que cuenta con una sucursal en Montes de Oca y en Santa Fe. Además de ser Centro de Servicio Monsanto, la firma llega a toda la zona central de la provincia con productos de empresas de primera línea como Bayer, Basf y Bunge.

 En la tarea cotidiana trabajan más de 20 personas entre el área de depósito y logística, y la administración.

“Ingresamos al programa Depósito Ok en 2008, cuando decidimos sacar la planta del radio urbano de Cañada de Gómez y colocarnos sobre la Ruta Nacional Nro. 9”, recordó Taborra. El proyecto fue presentado a la Secretaría de Medio Ambiente de Santa Fe y una vez aceptado comenzó el intercambio con Casafe para que las nuevas instalaciones cumplieran con medidas de seguridad de avanzada.

"Construimos todo nuevo, y lo hicimos bien desde el vamos. Las medidas de seguridad que tienen estos galpones son adicionales a los de uno normal. Ha sido una erogación grande para nuestra firma pero tiene sus justificativos y la tranquilidad de trabajar de una manera ordenada, respetando todas las normas y el medioambiente que es realmente lo que queremos hacer”, subrayó Taborra.

Las instalaciones, que estuvieron listas en 2011, comprenden dos depósitos de mil metros cuadrados con una capacidad de almacenamiento de 1.200 a 1.300 posiciones -dependiendo del producto- cada uno, con una estación de carga en el medio. De esta forma, ningún camión entra en los galpones, donde solamente se opera con montacargas, lo que refuerza las condiciones de seguridad.

“Tenemos una forma de trabajar en la parte de recepción y de despacho muy ordenada y también en la parte logística”, destacó el empresario.

Sin embargo, el cambio no fue de un día para otro. “Todo parece muy simple y la verdad es que son procesos que hay que ir haciéndolos y acostumbrado también a la gente que lo maneja”, explicó.

Si bien la compañía ya contaba con un ingeniero en la parte de seguridad e higiene que asesoraba a los operarios, Depósito Ok aportó el orden de las labores y agregó el cumplimiento de protocolos. “Hoy estamos trabajando de una manera muy diferente a lo que hacíamos, con mucha más seguridad en lo que es tratamiento de productos, en la forma de almacenar y en todos los cuidados que tenemos que tener con el medioambiente”, detalló.

Pero para ser una empresa de punta no alcanza con la modernización de los procesos, también hay que estar cerca de la comunidad. “Buscamos que nuestros vecinos entiendan de qué trabajamos y cómo lo hacemos. Tuvimos inspecciones municipales que nos han felicitado por las instalaciones”, aseveró Taborra.

“En 28 años de vida comercial los cambios fueron muchísimos. Fuimos ajustándonos permanentemente, lo que nos llevó siempre a estar en la vanguardia. Ahora, la certificación por parte de CASAFE, con inspecciones anuales permanentes, nos permitió llegar al Premium. Realmente Depósito Ok ha sido un gran aporte”, concluyó.

 
La capacitación es una tarea de todos

Los cursos que la provincia de Córdoba brinda a aplicadores terrestres de productos fitosanitarios sobrepasaron sus alcances iniciales y cada vez asiste más público de diferentes orígenes. El trabajo es entre el Estado, los empresarios y la comunidad.


Unas 2.800 personas por año asisten a los cursos para operarios de máquinas de pulverización terrestre en Córdoba, dictados por Casafe y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos de la provincia. Sin embargo, el público ya no incluye solo a trabajadores y empresarios del sector, sino que año tras año se suman más profesionales, estudiantes y hasta miembros de las comunidades donde se dictan.

Las capacitaciones están previstas en la Ley provincial Nro. 9.164, decreto 132/05 que regula el manejo de productos químicos o biológicos de uso agropecuario. Son encuentros de unas diez horas, cuyo objetivo es instruir en el uso responsable de productos para protección de cultivos a los operadores de equipos terrestres de aplicación.

El temario incluye la Ley de Agroquímicos de Córdoba; el programa de gestión de envases de la provincia; formulación de productos y mezclas en el tanque; y la higiene y la seguridad en el trabajo.

Las charlas, entre 30 y 40 por año, son dictadas por técnicos del Ministerio y al finalizar se les entrega a los operarios un certificado de asistencia y el carnet habilitante con una vigencia de dos años.

Además, las jornadas terminan con una clase práctica donde se habla de técnicas de aplicación, selección de pastillas y calibración y mantenimiento de las pulverizadoras, donde participan profesionales de la fábrica Metalfor.

Los cursos se dictan desde 2005 y sus organizadores destacan los notables avances registrados en estos ocho años. “Hay un cambio de actitud del operario y de los dueños de los equipos. El operario necesita la información y sabe que no puede trabajar si no tiene el carnet. Por otro lado, sus empleadores son conscientes de la imposibilidad de mandar sus máquinas sin la inscripción correspondiente y que las mismas no pueden ser utilizadas por personal que no haya sido habilitado”, contó el Ing. Agr. Juan Carlos Sedrán, Técnico del Ministerio y Coordinador de AgroLimpio para Córdoba. Y agregó que “el cambio de actitud se nota ya a partir de que prácticamente son ellos los que diariamente llaman para saber dónde se hacen los cursos y cuáles son las fechas”.

Si bien las jornadas están dirigidas a los aplicadores, a través de los años se transformaron en el lugar donde ingenieros agrónomos, autoridades municipales (intendentes o concejales), estudiantes de escuelas rurales y hasta público general de las mismas comunidades buscan respuestas a sus inquietudes y resuelven problemas.

"Entendemos que la comunidad ve muy bien estas capacitaciones. Se acercan muchos vecinos, los escuchamos y vemos que les da confianza saber que el sector se está informando, se está capacitando y que el Estado, junto con el sector privado está formando no solamente profesionales y técnicos sino también mano de obra", destacó Sedrán.

Además, la presencia de autoridades municipales sirve para amplificar la difusión de las tareas, ya que ellos mismos retransmiten la información en sus pueblos a través de campañas de comunicación locales.
Pero, sobre todo, la presencia de distintos sectores sirve para intercambiar puntos de vista y enriquecer la capacitación. "Se arman debates donde los que asisten al curso solicitan aclaraciones e información. No hay una presencia pasiva, hay una integración y un ida y vuelta que muchas veces impulsa avances muy importantes", destacó Sedrán.

"Los operarios quieren tenerla bien clarita para hacer las cosas bien. Y aquellos que no están directamente relacionados en el sector productivo se sacan dudas sobre el alcance de la Ley y cuáles son las responsabilidades y compromisos de cada uno de los actores. En definitiva, son conversaciones muy ricas, de mucho provecho", concluyó.

 
Preguntas difíciles, respuestas fáciles

En esta nueva sección queremos dar respuesta a algunas creencias o miedos que equivocadamente se han instalado en la sociedad y que merecen nuestra especial atención. Este espacio tendrá las respuestas de profesionales expertos en el tema como Ingenieros Agrónomos y Médicos Toxicólogos. Acercanos tus dudas enviando un mail a news@casafe.org

¿Los agroquímicos son peligrosos para el medioambiente?

Todos los agroquímicos que se comercializan deben estar registrados ante el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), quien también fija las exigencias y normativas para poder ser comercializados y utilizados en nuestro país. La obtención del registro por parte del SENASA implica que el producto es eficaz para lo que se lo comercializa y que, además, no produce efectos adversos sobre el medio ambiente, si se siguen las indicaciones aprobadas en las etiquetas.