Reglas claras para una producción sustentable

Lic. Juan Cruz Jaime
Director Ejecutivo de CASAFE


En el VI Foro Internacional de CropLife Latin América, realizado en abril en Ciudad de México, quedó de manifiesto que el desempeño de la industria de producción de cultivos será central de cara a un mundo que necesitará más alimentos. En tanto, que la actividad exprese todo su potencial dependerá de la sinergia entre políticas públicas y el uso de las diferentes tecnologías.
Por eso, entendemos que al aporte de las compañías del sector y al esfuerzo y la sapiencia del productor, se debe sumar la eficacia de los tres poderes del Estado en la generación de normativas y el control de su cumplimiento.

La Argentina carece de una Ley nacional que regule y ordene la aplicación y el manejo de productos fitosanitarios. La actividad se rige con un Decreto de 1958 y el Senasa se ocupa de la aprobación de registros y la fiscalización de las aplicaciones, así como del control de la deposición de los envases.

Sin embargo, pese al esfuerzo de las autoridades, la falta de una Ley para todo el país deja desamparados a los gobiernos provinciales y locales, que generan sus propias normativas, muchas veces como emergentes de situaciones puntuales de cada distrito. De este modo, por ejemplo, los criterios en el establecimiento de las distancias para la aplicación de fitosanitarios varían de una ordenanza a otra, muchas veces con fundamentos imprecisos. Ante ese escenario, desde CASAFE llevamos adelante junto al INTA pruebas a campo para determinar con base científica las distancias de aplicación que deberían proponerse en la Argentina. Además, colaboramos con gobiernos y legislaturas locales en la discusión de las distintas normativas aportando nuestro conocimiento en la materia.

A su vez, somos parte de la Mesa Interinstitucional que trabaja en el marco del Ministerio de Agricultura de la Nación, junto al INTA, el Senasa, la Secretaría de Medio Ambiente de Santa Fe, universidades, entidades técnicas de productores, y otras cámaras empresarias.

El objetivo es generar un marco de referencia para el uso de fitosanitarios.

El cuanto a la labor legislativa nacional, hay dos proyectos esperando ser tratados por la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados: el del legislador del Frente para la Victoria por San Juan, José Rubén Uñac, y el del representante del radicalismo de La Rioja, Julio César Martínez. Se trata de dos iniciativas similares que responden a las necesidades de una producción agropecuaria moderna, por lo que sería importante que los tiempos electorales de 2013 no demoren su discusión.

En este punto, es importante reafirmar que la Ley de Fitosanitarios que el país necesita va más allá de determinar las distancias de aplicación. El reciclado de envases vacíos, las auditorias a los depósitos, el registro de los aplicadores y la asignación de recursos para que el Estado mejore la fiscalización, son otros puntos fundamentales para una producción sustentable y responsable con el ambiente.

Por eso, cuando hablamos de "agricultura sustentable para un mundo en crecimiento", pensamos que el camino debe comenzar en la creación de reglas claras y perdurables, base insoslayable para el desarrollo de la producción de alimentos, en beneficio del país y del mundo.


 
Preparando la siembra de la fina

Lo fundamental para lograr un buen cultivo de trigo, con buen rendimiento, es hacer bien el barbecho para combatir las malezas desde el principio y que el cereal llegue fuerte al invierno.

El barbecho es el período que transcurre entre la cosecha de un cultivo y la siembra del siguiente. Durante ese lapso, el objetivo es acumular agua en el perfil, evitar la erosión del suelo, preservar la fertilidad, cortar el ciclo de malezas y frenar la propagación de enfermedades en vectores bióticos como pueden ser los restos del cultivo anterior.

En ese sentido, es importante tener en cuenta en el cultivo antecesor, la fecha de siembra y la disponibilidad de agua.

Por ejemplo, “si vamos a trabajar sobre un lote donde teníamos soja, el tiempo del barbecho va a depender de si ésta era de primera o de segunda. Esto influirá también en la fecha de siembra y en la acumulación de agua, ya que la oleaginosa deja poco rastrojo en superficie”, explicó el Ing. Agr. Federico Elorza, Coordinador Técnico de CASAFE.

En cuanto al control de malezas, en pre-emergencia se debe realizar una aplicación general con una combinación de herbicidas donde haya un fitosanitario no selectivo, como el Glifosato, y otro residual como el Metsulfuron. 

En tanto, en pos-emergencia se deben utilizar herbicidas que no afecten al cultivo de trigo. Para las malezas gramíneas, como el RayGrass, se deben utilizar fitosanitarios selectivos para el cultivo de fina como el Iodosulfurón + Metsulfuron, Pyroxulam + Cloquintocet + Metsulfuron, Flucarbazone o Fenoxaprop, entre otros.

En el caso de que las malezas sean de hoja ancha, las combinaciones posibles pueden ser 2.4D solo, Carfentrazone, Aminopyralid + Metsulfuron, Bromoxinil, Dicamba, Metsulfuron, Picloram y la combinación entre ellos, entre otros.

Por supuesto que en todos los casos “las combinaciones y las cantidades, así como el momento en el cual realizar las aplicaciones, deben ser las recomendadas por el profesional asesor del campo, y realizarse bajo las Buenas Prácticas Agrícolas. Además, se debe contar con la receta agronómica para comprar los productos”, subrayó Elorza.

Por último, una advertencia y una premisa: “Es muy normal que haya malezas que afecten el crecimiento del cultivo por una falta de control. Por eso, no hay que perder el horizonte de entrar al invierno con un tamaño de planta respetable y la menor cantidad de malezas para que en la primavera haya una explosión de crecimiento sin competencia”, concluyó.
 
 
Las buenas prácticas agrícolas en la visión de un contratista

El cuidado del entorno es el eje de la aplicación terrestre de productos fitosanitarios. Aquí, la mirada de un proveedor de servicios de pulverización sobre la sinergia con los productores y la responsabilidad del Estado.


"En los últimos años, los productores tienen más conciencia del impacto de estar trabajando con agroquímicos. Además, manejamos el concepto de buenas prácticas agrícolas y tenemos más cuidado en algunas aplicaciones", aseguró el Ing. Agr. Francisco Maiztegui, un contratista que brinda servicios de pulverización terrestre en Saladillo y en General Alvear, provincia de Buenos Aires.

Para Maiztegui, la capacitación del personal y el trabajo con los productores son fundamentales para una tarea consciente y eficiente. "Normalmente salgo con dos personas por equipo, el maquinista y un ayudante", detalló.

Si bien el profesional cuenta con personal experimentado, algunos con más de seis años de trabajo bajo su comando, la capacitación es permanente.


“Las instrucciones sobre cómo hacer la pulverización la realizo yo o algún ingeniero agrónomo que trabaje conmigo. Pero siempre que hay algún producto nuevo nos interiorizamos y damos las explicaciones acordes antes de salir al campo”, subrayó.

“Hacemos mucho hincapié en la seguridad y la higiene y siempre utilizamos equipos de protección y máscaras para que el trabajo se haga con mucho cuidado”, aseguró Maiztegui, a la vez que resaltó la responsabilidad compartida con los productores: “Hemos trabajado con empresas grandes que también nos exigían”.

La mayoría de los campos que atiende Maiztegui cuenta con ingenieros agrónomos y personal operativo, quienes detallan el plan de trabajo e indican el producto y la dosis que van a utilizar. Sin embargo, siempre queda la puerta abierta para modificar los planes ante la recomendación del aplicador.

“Muchas veces ayudamos a los productores. Al estar arriba de lote podemos recomendarles algunas dosis y tratamos de marcarles cuando se les está escapando algún lote o la conveniencia de aplicar”, aseguró el profesional.

Experiencia comparada

La trayectoria de Maiztegui también incluye trabajos en el vecino país de Uruguay, donde junto a su hermano tuvo siete máquinas trabajando hasta 2010.

A partir de esta experiencia puede comparar la forma en que se desarrollan las tareas de un lado y del otro del Río de La Plata.

“En Uruguay teníamos todas las máquinas y los operarios registrados. Cada uno hacía su curso: el ayudante y los operadores”, reveló. Los ciclos eran obligatorios y los dictaba el Ministerio de Agricultura de ese país. Hasta “tenían un carnet que los habilitaba” contó el ingeniero y aseguró que “eso es lo que nos falta” en la Argentina.

En nuestro país, la situación varía según la zona. En Saladillo, por ejemplo, el municipio les exige la inscripción de los equipos, pero además, los mismos aplicadores se organizan para mejorar su labor. “Nos hemos empezado a juntar para ponernos de cuerdo en cómo hacer el trabajo, qué hacer con los envases y cómo cuidar el entorno”, aseguró Maiztegui. Con ese fin, recibieron el asesoramiento de profesionales en el manejo de los recipientes de fitosanitarios.

De todas formas, Maiztegui piensa que debería haber normas “para cumplir y hacerlas cumplir”, reflexionó y afirmó que “sería bueno que existiera una escuela para que capacite a los maquinistas y que les otorgue una carnet para poder trabajar, así todos estaríamos en igualdad de condiciones” concluyó.

 
Preguntas difíciles, respuestas fáciles

En esta nueva sección queremos dar respuesta a algunas creencias o miedos que equivocadamente se han instalado en la sociedad y que merecen nuestra especial atención. Este espacio tendrá las respuestas de profesionales expertos en el tema como Ingenieros Agrónomos y Médicos Toxicólogos. Acercanos tus dudas enviando un mail a news@casafe.org

¿Los agroquímicos son peligrosos para la salud de las personas?

Los fitosanitarios, también llamados agroquímicos, no son productos inocuos para la salud, por eso deben utilizarse responsablemente siguiendo estrictas recomendaciones de uso.

Los productos fitosanitarios, empleados según las instrucciones de uso emanadas de la correspondiente prescripción profesional en las recetas agronómicas y en las etiquetas de los productos, no implican riesgos para la salud de las personas.