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Para que las frutas lleguen correctamente a la mesa de cada consumidor, es necesario que todo el proceso que conlleva su producción se realice correctamente. Muchas veces creemos que el trabajo termina cuando se cosecha el mismo, sin embargo, el período post cosecha es el momento donde ocurren las mayores pérdidas de producción. De nada sirve lograr montes vigorosos y altas producciones si luego esa cosecha no va a ser cuidada de la manera correcta. Según fuentes de CropLife Latinoamérica, América Latina desperdicia 78 millones de toneladas de comida cada año. Una gran parte proviene de las pérdidas ocasionadas post cosecha. En la Argentina, estas pérdidas pueden llegar a afectar hasta el 25% de la producción; donde el mayor factor son las enfermedades ocasionadas por diversos hongos.

La principal puerta de entrada para los hongos son las heridas. En nuestro país, el transporte se realiza con camiones, en cajones o bins. Por lo cual, es importante verificar que los mismos no presenten bordes afilados que podrían generar heridas en los frutos. Asimismo, es importante que al momento de apilarlos se mantenga una distancia prudente para evitar que los frutos de los estratos inferiores sean aplastados por el cajón superior. El manipuleo de los frutos deberá ser cuidadoso en todo momento si queremos evitar la aparición de enfermedades.

Independientemente de los cuidados que se tomen, se deberá realizar un control con fungicidas a fin de prevenir cualquier tipo de enfermedad. Las formas de aplicación de fungicidas son diversas; una de ellas es el “baño de inmersión”. En este caso, los frutos son volcados en tanques, los cuales contienen suspensiones de fungicidas. Es indispensable leer correctamente la etiqueta del producto que se utilice ya que muchos fungicidas no son solubles en agua, por lo cual será necesario un sistema de agitación. Los frutos deben permanecer de dos a tres minutos en la suspensión. A fin de realizar un tratamiento correcto es necesario verificar la concentración del producto y efectuar cambios periódicos, en los casos que sea necesarios. Otra forma de aplicar fungicida es en forma de lluvia, donde se precisa de un sistema de boquillas instaladas por arriba de cintas transportadoras. Mientras los frutos avanzan por ellas, son rociados con el producto a fin de evitar posibles enfermedades.

Otra tecnología que permite el cuidado de las frutas y cítricos, es el “encerado”. Una vez que el fruto es separado del árbol comienza a deshidratarse y oxidarse, desmejorando su aspecto. El encerado de los frutos permite, además de mejorar su aspecto y dar brillo, protege de heridas e infecciones, así como disminuye la pérdida de agua, principal razón del desmejoramiento de los frutos. Una particularidad, es que junto con el encerado puede aplicarse los fungicidas. Es importante estar atentos a la lectura de la etiqueta de los productos, para conocer si son compatibles a utilizarse simultáneamente y conocer las dosis a utilizar ya que las mismas difieren si el fungicida será utilizado solo, o en mezcla con ceras. La aplicación de una mezcla de fungicida y cera permite reducir el deterioro de los frutos debido a enfermedades. Esta mezcla puede aplicarse tanto en forma de inmersión como en forma de lluvia fina. Asimismo un tercer mecanismo consiste en un sistema “tipo cascada”, en el cual las frutas pasan debajo de un flujo constante de la mezcla.

Si bien durante todo el período de crecimiento del cultivo se deberá realizar un adecuado control de plagas y enfermedades; desde el momento en que la fruta obtenida es separada del árbol comienza el período más susceptible, el cual ocasiona las mayores pérdidas. Inmediatamente que la fruta sea cosechada deberá ser trasladada al galpón de empaque para su tratamiento. El mismo deberá ser un espacio ventilado, evitando temperaturas excesivamente altas. Asimismo, los operarios deberán contar con la ropa adecuada al momento de manipular los fungicidas. Realizar un correcto manejo post cosecha permitirá aumentar la cantidad y mejorar la calidad de los frutos que llegan a la mesa del consumidor cada día.