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Buenos Aires, 22 de mayo

En el Día Internacional de la Diversidad Biológica, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) destaca una valiosa iniciativa del INTA Alto Valle que investiga el uso de corredores biológicos como herramienta para integrar biodiversidad y control de plagas en sistemas frutícolas del Alto Valle de Río Negro.

Esta fecha, establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2000, conmemora la aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica en 1992. Su objetivo es generar conciencia sobre la importancia de conservar la diversidad de especies y promover acciones concretas para su protección.

El proyecto, liderado por Silvina Garrido y Liliana Cichón, investigadoras del Área de Sanidad Vegetal del INTA Alto Valle, propone cultivar flores entre las filas de plantaciones de frutales para atraer insectos benéficos, como depredadores naturales y parasitoides, favoreciendo el control biológico de plagas y promoviendo interacciones ecológicas positivas en los cultivos.

“Cuando se considera el rol que cumple cada especie aparece el concepto de biodiversidad funcional, un componente clave para una agricultura sostenible”, explica Garrido. “Los corredores biológicos proporcionan refugio y alimento a insectos benéficos fortaleciendo así el control natural de plagas”, además de brindar estructuras aptas a grupos funcionales de relevancia, como los polinizadores y especies que participan en el reciclaje de nutrientes agrega.

Federico Landgraf, director ejecutivo de CASAFE, señaló:

Desde CASAFE valoramos la investigación y la adopción de prácticas basadas en ciencia que promuevan la biodiversidad, como los corredores biológicos, el manejo integrado de plagas y el uso de bioinsumos. La salud de los agroecosistemas es fundamental para una producción sostenible a largo plazo”. La protección de los polinizadores es clave, más del 75 % de los cultivos destinados al consumo humano dependen de la polinización, lo que hace urgente adoptar estrategias que preserven su hábitat.

Durante el primer año de evaluación se registró una biodiversidad cuatro veces superior en los lotes con corredores respecto a los que no los tenían. Su implementación, como parte de un enfoque de manejo integrado de plagas, que incluye control biológico, bioinsecticidas y semioquímicos, permitió reducir el uso de insecticidas de síntesis química y mitigar el desarrollo de resistencia. En esta iniciativa fue fundamental la creación del CEMUBIO, que aportó la investigación y el desarrollo en el uso de bioinsumos.

Desde CASAFE invitamos a productores, técnicos, investigadores y a la comunidad a reflexionar sobre el rol de la biodiversidad en la agricultura. Este trabajo del INTA Alto Valle demuestra que ciencia e innovación son aliados fundamentales para construir una agricultura más respetuosa con el ambiente.