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Manuel Chiappe barbechando

Entrevista a Manuel Chiappe

Director General de BARBECHANDO

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para 2050 habitaremos el planeta Tierra cerca de 9.700 millones de personas. Con lo cual y, dejando de lado la teoría de Thomas Malthus, la producción de alimentos será una de las claves para alcanzar ese crecimiento.

Es esta la razón principal por la que la agroindustria mundial, y sobre todo la argentina, ha crecido en estas últimas décadas como pocos sectores pudieron lograrlo. Solo en nuestro país, desde la campaña 2000/01 a la 2020/21 la producción agrícola de los principales granos de exportación (soja, maíz, trigo, cebada, girasol, sorgo y cebada) se duplicó, pasando de poco más de 63 millones de toneladas a 127,5 MTn, respectivamente.

Esto responde a varios factores, entre los que se puede mencionar el desarrollo tecnológico, la agricultura y ganadería de precisión y la expansión de las AgTechs y StartUps que agilizan y hacen más eficientes los modelos productivos. Pero esta drástica evolución requiere de la actualización constante de leyes y políticas públicas que acompañen este crecimiento.

Es ahí en donde la participación de la comunidad agroindustrial en los diferentes niveles del Estado se vuelve vital y cobra un sentido sinigual: un marco legal que avale el desarrollo productivo y le permita crecer.

En nuestro país y en ese contexto de diálogo público-privado un jugador de destaca por su actividad y función: la Fundación Barbechando, organización civil que busca incidir en las leyes y las políticas públicas del sistema agroindustrial en el Congreso de la Nación. Para conocer más entrevistamos a Manuel Chiappe, director general de la institución.

¿Cuál es el trabajo de Barbechando?

Barbechando nace en la época de la Resolución 125, donde un grupo de productores agropecuarios descubrimos que existía el Congreso Nacional. Desde ese entonces hemos sido la voz y presencia del campo en el congreso.

Nuestro trabajo consiste en monitorear todos los proyectos de Ley que podrían tener incidencia en el sistema agropecuario, y a partir de ahí generamos alertas, medimos el impacto y trabajamos junto a senadores, diputados y asesores para sacar la mejor ley posible, siempre y cuando cumpla con dos objetivos básicos: contribuir al bien común del país y al bien común del entramado productivo agropecuario.

¿Qué importancia tiene trabajar legislaciones y proyectos en conjunto con el sector público?

Generar políticas públicas es clave para el futuro de nuestro país. Desde luego que la coyuntura muchas veces nos sobrepasa y nos encontramos debatiendo proyectos cortoplacistas. Sin embargo, creemos que el camino para generar oportunidades de desarrollo para todos los argentinos y, complementariamente, lograr un federalismo genuino, es enfocándonos en la mirada de largo plazo.

Pensar y proponer las políticas públicas y el entramado productivo que necesita el país para los próximos 50 años es nuestra misión, y para eso hemos generado equipos de trabajo específicos (Ganadería, Desarrollo Sostenible, Agricultura y Mercados, Lobby Federal, Comunicación Estratégica y Educación), con expertos en cada materia, para contribuir a generar debates y aportes de calidad, en constante relación con los equipos técnicos de instituciones Gremiales, Técnicas y ONGs, en pos de robustecer las ideas y proyectos.


¿Cuál es el beneficio de un trabajo interinstitucional como el que se hace con Casafe?

El trabajo interinstitucional es fundamental. Como sociedad debemos dejar de trabajar hacia adentro y empezar el camino del trabajo colectivo, de la unión, del beneficio de complementarnos. La única manera de salir a flote como país y como sociedad es a través de la unión, que no necesariamente significa que pensemos todos igual.

La diversidad de opiniones y puntos de vista nos enriquece, y es necesario que lleguemos a consensos: debemos dejar los egos institucionales, empresariales y personales y empezar a trabajar codo a codo.

Justamente el trabajo junto a Casafe se enmarca bajo estas premisas y encontramos en esa institución el sustento técnico para muchos de los análisis que hacemos junto a los legisladores. Es clave contar con los especialistas en cada materia para generar políticas públicas basadas en datos y ciencia.


¿Cómo está el agro en materia legislativa respecto de otros sectores?

Históricamente el productor argentino está a la vanguardia en kilos de carne producida, litros de leche e incluso rindes por hectárea de cereales y oleaginosos; pero ha mirado desde lejos la política, y por ende, el Congreso y la actividad legislativa. Esa endogamia “tranqueras adentro” nos hizo desatender nuestro destino en la política en general y en el Congreso nacional, provincial y legislaturas locales, en particular.

Sin ir más lejos, tenemos pruebas a diario de leyes sancionadas, a diferentes niveles, que sufren una desconexión entre el entramado productivo y la exigencia social, que termina por afectar el desarrollo de nuestro trabajo y del país.

Es momento de dar vuelta esa tendencia: el productor agropecuario debe empezar a trabajar tranqueras afuera, relacionarse con los concejales de su zona, interactuar con las cooperativas de vecinos, participar de los debates en el congreso provincial y conversar con diputados y senadores nacionales. 

Es necesario transitar ese camino si queremos ser parte de la co-creación del destino de nuestro país. Si no lo hacemos, vamos a seguir siendo espectadores del partido y no podremos tener injerencia en el resultado ni en nuestro destino.


Ambiente ha tenido un gran despliegue legislativo estos últimos años. ¿Puede el agro capitalizar algo de ese movimiento?

El entramado productivo agrobioindustrial argentino tiene un potencial para el desarrollo sostenible muy importante. La Bioeconomía es un excelente ejemplo de ello: la posibilidad de generar a través de la producción agropecuaria no sólo alimentos sanos y de calidad para el país y el mundo sino, en paralelo generar energías renovables, bioplásticos, combustibles, subproductos alimenticios y una infinidad de otros productos, que nos posiciona en un lugar de privilegio para no sólo mitigar los efectos del cambio climático, sino contribuir a revertirlos.

El camino ya está en marcha, a través de sistemas silvopastoriles, reforestación, cuidado del suelo (agricultura siempre verde y captura de carbono), protección del monte nativo y la biodiversidad. Definitivamente podemos ser líderes mundiales en la provisión de servicios ecosistémicos, mientras generamos alimentos.

En materia ambiental es donde debemos cambiar nuestra forma de trabajar: debemos dejar de ser reactivos y adueñarnos de las banderas del ambientalismo para convertirlas en desarrollo sostenible, cuidando el triple impacto de nuestras actividades productivas: social, económico y ambiental.

Barbechando, a través de su grupo de trabajo de Desarrollo Sostenible, está trabajando junto a las instituciones que conforman el Proyecto Colectivo Federal en empujar esta agenda y generar una propuesta legislativa en materia de desarrollo sostenible, superadora e integral, para contribuir a esta materia.

El camino es lento y difícil, pero estamos convencidos que será un gran aporte a esta noble causa.