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Corría 1973, y don Héctor Antonio Bertone abría su pequeña empresa familiar de insumos agrícolas en Villa María, Córdoba. El patriarca y artífice de la firma la administró hasta 2006, cuando decidió retirarse del negocio para favorecer el recambio generacional: Después de todo, sus hijos Gastón (ingeniero agrónomo) y Pablo (licenciado en administración de empresas) estaban preparados para tomar la herencia en sus manos.

Aunque la razón social para el fisco nunca sufrió alteraciones -la compañía se sigue llamando igual que su fundador-, con la asunción de la nueva generación de “Bertones” se adoptó una marca comercial más genérica: HAB. Este fue apenas el primero entre los muchos cambios que fue adoptando el proyecto a lo largo de los años. Aunque no se alteró, sin embargo, su razón de ser: La venta de insumos, pero basados en el asesoramiento técnico. Es decir, no se trataba de que sólo expedían productos en mostrador, como suele ocurrir en cualquier comercio. “Mi viejo, cuando abrió el negocio, contrató un ingeniero agrónomo. Él no es ingeniero agrónomo. Él decía ‘vendemos remedios para las plantas, por eso tenemos que tener conocimiento’. Y siempre basó la estrategia en eso, en llevar asesoramiento. Llevarle al productor conocimiento al lado del producto”, comentaba Gastón.

Esa conducta de los primeros días se replicó y siguió profundizando. “Hoy tenemos 18 ingenieros agrónomos en la calle, no tenemos un solo comercial que no sea profesional”, se enorgullece Gastón.

La inquietud de certificar la seguridad de los depósitos de HAB surgió apenas los Bertone conocieron el lanzamiento del programa Depósito OK de Casafe, a mediados de 2005.

La empresa creció y cambió mucho en todos estos años, en especial, desde 2008 en adelante. “Por aquella época certificamos en la última categoría, la D. No era obligatorio, ninguna empresa te lo exigía, pero nosotros quisimos encuadrarnos, porque queríamos diferenciarnos. Además, queríamos actuar responsablemente, bajo las normas que se exigen en cuanto a la seguridad, al buen uso y al correcto almacenamiento de los productos. Por eso nos decidimos a acoplarnos a este programa, para ir mejorando el nivel de la empresa”, relata Bertone.

Después la firma empezó a crecer, los hermanos necesitaron más superficie, y ahí decidieron construir nuevos depósitos.

Actualmente, HAB tiene nueve sucursales sin contar a la casa central. “Ahora ya estamos certificando los otros depósitos y sucursales. Muy pronto, todos lo estarán”, se entusiasma Gastón.

¿Por qué el dueño de un depósito quiere certificar? “Hay muchas razones, pero ante todo, la seguridad”, explica Bertone. Y muestra, de paso, un poco de esa gran sabiduría que tanto él como su hermano heredaron del sabio don Héctor: “Somos los que originamos la cadena comercial a nivel productores. Entonces, los tenemos que marcar, como un padre hace con su hijo, ¿no? Tenés que llevar al hijo a la cancha y marcarle cómo se hacen las cosas, y hacerlas bien vos. Es la responsabilidad de la empresa”.

Entonces, ¿cuáles son los beneficios que motivan semejante inversión? Bertone lo tiene claro: “El beneficio de certificar abarca muchos aspectos. Beneficia a la comunidad; a la empresa, porque la lleva a adoptar estándares óptimos de trabajo; y a la gente con la que trabajamos”, dice el socio de HAB.

Pero allí no se agotan las ventajas: “A nivel de la empresa -continúa Gastón-, la certificación nos posiciona con los proveedores. A mí hoy tener depósito Premium me permite poder brindar servicios de depósito a multinacionales. Hoy, por ejemplo, les hacemos el servicio de depósito a cualquiera de las empresas que están en CASAFE”.

Es un punto importante de la certificación Premium: Cualquiera de las empresas líderes en insumos agrícolas “son solidariamente responsables y van a querer tener su mercadería en un depósito habilitado, y qué mejor que sea de la máxima categoría”, comenta Bertone.

Los frutos se perciben a cada paso. Hace ya tres años, HAB había certificado su depósito como Premium, y ahora los Bertone acaban de obtener, nuevamente, esa calificación. “Nos adecuamos a las necesidades que fueron cambiando con el tiempo, adoptamos los cambios que se imponen, y volvimos a obtener la certificación”, explicó.