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Dra. Edda C. Villaamil Lepori

Profesora Titular Consulta de la Cátedra de Toxicología y Química Legal de la
Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

Exposición humana a fitosanitarios en la Provincia de Buenos Aires

La posible presencia de los agroquímicos en sangre es una evidente preocupación en la población general. Pero también es evidente cierto tipo de desinformación de ese mismo público sobre la magnitud del peligro de los fitosanitarios. La pregunta clave no es si tenemos o no distintas sustancias en sangre, sino cuánto tenemos y si esa cantidad puede afectarnos o no.

Como investigadora y docente en la Cátedra de Toxicología, me dedico al estudio de evaluar bioindicadores de efecto y de exposición de las sustancias químicas en seres humanos, incluidos los productos fitosanitarios también conocidos como agroquímicos. Es por eso que, en colaboración con la Facultad de Agronomía de la UBA, llevamos adelante un proyecto de investigación sobre el “Impacto en el ambiente y en población rural de los agroquímicos utilizados en cultivos transgénicos en la Región Pampeana, Argentina” donde se evaluó el nivel de exposición humana por el uso de agroquímicos en individuos que viven en zonas rurales o que trabajan en cultivos transgénicos. Con financiamiento de los ministerios nacionales de Ciencia y Técnica y de Agroindustria, el trabajo de campo se concentró en las zonas de Pergamino, Chacabuco y Bragado, en población rural, urbana y población trabajadora del agro que está en contacto con estas sustancias.

Como parte del relevamiento se evaluaron algunos marcadores para ver los niveles de exposición a plaguicidas y los niveles de actividades de algunas enzimas que disminuyen por la exposición a ciertos agroquímicos. Los resultados fueron contundentes: Prácticamente no se registraron niveles de exposición, siendo éstas muy bajas.

El proyecto de investigación

El Estudio se hizo en dos etapas: A los mismos individuos se les tomaron muestras biológicas (sangre) en 2015 y en 2016. En la primera oportunidad se evaluaron 212 personas en un momento en el que teóricamente no debía haber aplicación de agroquímicos; la segunda muestra se tomó a 116 de esos mismos voluntarios, pero cuando sí había aplicaciones. Se compararon ambos períodos y se vio que en la época de siembra y en la preparación del barbecho es cuando hay un nivel de exposición un poco más alto, pero sin significar eso riesgo para la salud humana, ni de trabajadores, ni de la población rural, ni de la población urbana.

En la zona de Pergamino se trabaja en forma más tradicional con los cultivos transgénicos, con menor cuidado del ambiente y menor precaución en la aplicación de plaguicidas. Y trabajamos en otra región, que es la zona de Chacabuco y Bragado, donde hay mayoritariamente grupos de agricultores que aplican una siembra con una utilización cuidadosa de los agroquímicos. Y no se encontraron grandes diferencias entre las dos zonas, los niveles de exposición fueron muy bajos, aun cuando les dimos prioridad a aquellos que acompañan la aplicación del glifosato.

Residuos en sangre

Los equipos que hoy se utilizan para la investigación de contaminantes en sangre son extremadamente sensibles y pueden detectar cantidades muy pequeñas de químicos. En general se encontraron concentraciones por debajo de un nanogramo por mililitro. Es una concentración extremadamente baja. Esas concentraciones de esos principios activos que ya no se utilizan más, no se originan en aplicaciones recientes, sino que provienen de los residuos que todavía van quedando en la cadena alimentaria en cantidades muy, muy pequeñitas, que se acumularon a lo largo de lo toda la vida, y que no son perjudiciales para la salud y el ambiente. A medida que pasan los años, esos aportes van desapareciendo de la cadena alimentaria, porque no se renuevan. Y esto se refleja en los niveles en sangre humana cada vez más bajos.

Otras muestras

Paralelamente se tomaron muestras de agua para consumo humano y se analizaron a fin de determinar algunos contaminantes, como el glifosato. En estas muestras no se encontró presencia del herbicida.

El proyecto del estudio, cuyo director fue el doctor Eduardo Pagano, incluyó también la medición de glifosato en suelo, y en aguas ambientales, encontrándose glifosato en concentraciones inferiores a las admitidas para agua de bebida en EEUU.

Conclusiones

En base a lo investigado, podemos concluir que es fundamental trabajar sobre las buenas prácticas agrícolas mediante capacitaciones. También se debería aumentar la capacidad de monitoreo y de inspección y, a la vez, de mecanismos de registro confiables para la evaluación del riesgo.

Y por último, pero no menos importante se debería implementar educación comunitaria a fin de asegurar un uso responsable de los agroquímicos (de aplicación intra y peridomiciliaria), y de brindar información que derribe mitos y miedos injustificados.