930313217784200
mariela-pletsch-casafe-120px

Mariela Pletsch

Coordinadora Regional del NEA en Casafe

La yerba mate (Ilex paraguariensis Saint Hilaire) es uno de los cultivos más populares de nuestro país. Nativo de las regiones subtropicales de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, a nivel global se produce con importancia económica sólo en Argentina, Brasil y Paraguay. Nuestro país es el que más superficie cultivada aporta, con alrededor de 180.000 hectáreas. El área de distribución natural de este cultivo es muy restringida. Se concentra en la región subtropical húmeda argentina: en Misiones y el nordeste de Corrientes. Allí, las precipitaciones medias anuales son de alrededor de 1800 milímetros, las temperaturas medias son de 21º C y los suelos son rojos, profundos, fértiles y con buen drenaje.

La infusión de las hojas de yerba mate presenta propiedades energizantes y tonificantes, estimula el sistema nervioso central y promueve la actividad mental. A su vez, posee cantidades considerables de potasio, hierro, fósforo, sodio y magnesio; también contiene diversas sustancias antioxidantes, vitaminas (A, B1, B2, C y K) y carotenos.

 

¿Cómo cuidar el cultivo de yerba mate?

El manejo integrado de plagas (MIP) es una alternativa para mantener un nivel bajo de los daños que producen las plagas. Además, podrían implementarse otras buenas prácticas agrícolas para un adecuado manejo sanitario y, por ende, un manejo sustentable. Estas son:

1. Cuidar las buenas condiciones sanitarias del vivero: lugar alto, buena luminosidad y con posibilidad de manejar la temperatura y la humedad.

2. Uso de abonos orgánicos, para la protección de la vida de los microorganismos del suelo; uso de cubiertas verdes, etc. Si se emplean fertilizantes, equilibrar las fórmulas para favorecer la sanidad.

3. Evitar el monocultivo de la yerba y favorecer la implantación de especies que no compitan con ella. Se recomiendan las cubiertas verdes naturales y espontáneas, y las especies arbóreas. La mayoría de los predadores y parasitoides que atacan a las plagas (control biológico natural), usan también a estas especies acompañantes.

4. Promover la implementación del MIP y utilizar todos los métodos disponibles de control.

> Químicos: feromonas, esterilizantes y atrayentes.
> Físicos: esterilización de machos de plagas por radiaciones.
> Biológicos: favorecer los enemigos naturales de las plagas.
> Mecánicos: uso de trampas y juntado manual de adultos de taladro.

5. Manejar el cultivo de acuerdo con las recomendaciones técnicas. Observaciones a campo indicarían que las altas densidades favorecen la aparición de plagas.

6. Prescindir del uso del fuego. Esto destruye la materia orgánica del suelo y provoca lesiones graves en el esqueleto de la planta.

7. Evitar la erosión y la compactación del suelo mediante coberturas del suelo, naturales o implantadas.

¿Qué plagas afectan a este cultivo?

Como todo cultivo, presenta problemas sanitarios en distintas etapas fenológicas. Las enfermedades aún no han sido suficientemente estudiadas o no se conocen prácticas de tratamiento, excepto en el caso de las enfermedades del vivero como el complejo de hongos -Damping off- (Fusarium sp., Rhyzoctonia sp, Pythium sp, Rhyzopus sp, Phytophtora sp), donde es posible manejarla de manera preventiva con permanente monitoreo y con la aplicación de fungicidas específicos.

En cuanto a las malezas, se controlan mecánica y químicamente desde los inicios de la implantación del cultivo. Resulta sumamente necesario monitorear los lotes habitualmente a fin de constatar su estado sanitario y prevenir futuras enfermedades.

Son pocos los insectos plagas que afectan a este cultivo, pero la principal plaga de la zona productora argentina es el Rulo o Psílido de la yerba mate (Gyropsylla spegazziniana), considerada la plaga de la brotación, etapa donde se observa la infestación del psílido. Este es un insecto volador y picador que succiona savia de las hojas nuevas y brotes, las hembras introducen su estilete junto a la nervadura central e inyectan sustancias tóxicas antes de la oviposición, causando hipertrofia en los tejidos, dando origen a las estructuras llamadas “rulos o agallas”.

El mayor daño se produce en dos épocas: durante la primavera y hacia fines de verano y comienzos de otoño. Para evitar pérdidas, se debe realizar permanentes monitoreos. En caso de tener que aplicar productos fitosanitarios, solo debe hacerse en presencia de la plaga.

Otra plaga que podemos encontrar en algunos yerbales en decadencia es el Taladro grande o “Tigre de la yerba mate” (Hedyphates betulinus), sobre todo cuando las plantas sufrieron heridas por labranzas o en el momento de la cosecha. Las plantas atacadas pueden sufrir con mucha facilidad el ataque de hongos, que pudren la madera. En plantaciones jóvenes, una copa amarillenta, indica el daño. El cúmulo de daños provoca pérdidas de producción, muerte de plantas jóvenes y/o deterioro de plantas adultas.

Por estar dentro de la planta, la plaga no es alcanzada por insecticidas, lo que hace más valioso el concepto de manejo integrado de plagas. Las principales medidas de control pasan por la sanidad de las plantas desde el inicio de la plantación, evitar la degradación del suelo y las heridas al tronco y ramas. En muchas ocasiones, ha dado buenos resultados para minimizar la presencia del taladro, la recolección manual de los insectos adultos por parte de quienes cosechan las plantas en el período de verano.

La presencia del Marandová de la yerba mate u oruga rabuda (Perigonia lusca) se produce con mayor intensidad en yerbales de alta densidad, poca ventilación, como respuesta a la aplicación de fertilizantes (sobre todo nitrogenados) y de algunos fitosanitarios. Los principales ataques suelen ser en primavera-verano. Se la puede controlar tanto con productos fitosanitarios de origen químico como de origen biológico, a base de entomopatógenos naturales, como Baculovirus perigonia y Bacillus thuringiensis.

Por último, otras plagas a tener en cuenta son el Ácaro del bronceado de la yerba mate (Dichopelnus notus), el ácaro rojo (Oligonychus spp) y el ácaro blanco (Polyphagotarsonemus latus), que son muy difíciles de ver a simple vista, por su pequeño tamaño. En general, lo que se observa es el daño en la época de brotación, sobre todo en días frescos. Los brotes se ven totalmente defoliados, como si hubieran sido quemados. Los factores que favorecen la diseminación de estos ácaros dentro de planta son el viento, la lluvia, los pájaros y el hombre. Cuando se observan más de 12 ácaros por cm2 de hoja, es recomendable pasar al control con productos fitosanitarios.

Este cultivo es uno de los más queridos y consumidos por los argentinos. Como trabajadores agrícolas tenemos la obligación de trabajar con responsabilidad y buenas prácticas para cuidar al cultivo, las personas y el ambiente.